La incontinencia urinaria es una afección muy embarazosa por la que muchas personas se avergüenzan de acudir al médico. Los síntomas de la incontinencia dificultan mucho la vida cotidiana: se trata de un vaciado incontrolado de la vejiga, que puede ocurrir inesperadamente en la calle, en el trabajo o en una tienda. Se puede intentar tratar la incontinencia con remedios caseros, como suplementos y fármacos para fortalecer las vías urinarias.
Incontinencia urinaria: ¿es una enfermedad?
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La incontinencia urinaria en sí no se considera una entidad patológica independiente. Suele ser un síntoma de una enfermedad y un signo de que el organismo no funciona correctamente. Entre las enfermedades que pueden causar incontinencia se encuentran la hipertrofia prostática, la cistitis, la vejiga hiperactiva y las afecciones neurológicas (por ejemplo, la enfermedad de Parkinson).
La incontinencia urinaria recibe el nombre médico de "incontinencia". Estadísticamente, es más frecuente en las mujeres. La incontinencia urinaria tiene varias causas: desbordamiento de la vejiga, esfuerzo, debilidad de los músculos del suelo pélvico o inflamación.
Incontinencia urinaria femenina
La incontinencia aparece muy a menudo en las mujeres durante la menopausia. Esto tiene que ver con un debilitamiento general del organismo y con alteraciones hormonales, debido a las cuales los tejidos de las vías urinarias pierden su tensión. Por este motivo, resulta difícile mantener el control de la vejigaprovocando pequeñas pérdidas de orina y, en casos graves, el vaciado involuntario de la vejiga.
La incontinencia también la sufren a menudo las mujeres embarazadas. La acción de las hormonas y la creciente presión del útero sobre la vejiga hacen que los músculos del suelo pélvico se relajen. El crecimiento del útero también hace que la mujer sienta un impulso repentino de empujar la vejiga, aunque aún no esté llena. A veces la incontinencia desaparece por sí sola después del parto, pero en muchas mujeres los músculos de Kegel siguen débiles y la incontinencia persiste durante un periodo de tiempo más largo.
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Incontinencia urinaria masculina
En los hombres, los problemas urinarios suelen estar relacionados con la hipertrofia de próstata. La próstata agrandada presiona la uretra, por lo que las quejas típicas en la vejez son una necesidad frecuente de orinar, un vaciado incompleto de la vejiga, un chorro de orina muy débil y ganas frecuentes de orinar.
Los fármacos que se recetan a los hombres con próstata agrandada suelen tener un efecto diurético, por lo que su efecto secundario puede ser la incontinencia. Además, con una próstata agrandada aumenta el riesgo de infecciones urinarias, que también interfieren en la micción normal. Las infecciones son también una de las principales causas de incontinencia en hombres jóvenes que aún no tienen problemas de próstata.
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Incontinencia urinaria infantil
La incontinencia no es en absoluto un trastorno que afecte sólo a las personas mayores, como a menudo se piensa. Los niños también sufren este trastorno, pero hay que recordar que en los niños de hasta cinco años, la micción involuntaria no es necesariamente un síntoma preocupante: a esta edad, los niños pueden no haber adquirido todavía el control de la vejiga. En cambio, en los niños mayores, la micción involuntaria se debe principalmente a una enfermedad del sistema urinario o nervioso, por ejemplo, defectos renales, enfermedades de la vejiga o la uretra, hernia meningoespinal, tumores de la médula espinal, parálisis cerebral. A veces, la incontinencia también se debe a una infección urinaria, por ejemplo tras un resfriado.
¿Cuáles son las causas de la incontinencia urinaria?
La disfunción urinaria puede ser adquirida o congénita. Ciertamente, es más frecuente que se trate de una afección adquirida. Cualquier alteración de las vías urinarias es responsable de la incontinencia urinaria. Un sistema urinario que funcione correctamente permite el control total del proceso: la orina se produce en los riñones, luego pasa a la vejiga y, cuando ésta se llena, se envía una señal al sistema nervioso para informarle de la necesidad fisiológica.
Los músculos de Kegel, también llamados músculos del suelo pélvico, impiden la salida involuntaria de orina de la vejiga. Cuando sentimos la necesidad, podemos controlar la vejiga porque los músculos permanecen tensos y sólo se relajan por completo cuando respondemos conscientemente a una necesidad fisiológica. En la incontinencia, esta situación se altera y la orina se escapa parcial o totalmente.
En el debilitamiento de la vejiga y los músculos del suelo pélvico influyen la predisposición genética, la edad avanzada, las afecciones neurológicas, los antecedentes de embarazo y parto, el sobrepeso o la obesidad, la diabetes, la cirugía de las vías urinarias, el estreñimiento crónico, la hipertrofia prostática y el tabaquismo.
¿Es posible el tratamiento de la incontinencia?
Las pacientes no suelen informar a sus médicos de sus problemas de incontinencia, pero se calcula que la padecen entre el 10 y el 25% de las mujeres mayores de 30 años. En el caso de los hombres, el porcentaje es el doble. Sin embargo, con la edad el riesgo de incontinencia aumenta en ambos sexos y a partir de los 50 años ya es una afección frecuente tanto en hombres como en mujeres.
Es importante señalar que esta afección no es en absoluto una parte inevitable del envejecimiento, como la gente tiende a creer. La edad es, obviamente, un factor importante responsable de los problemas de incontinencia, pero incluso en las personas mayores la incontinencia puede y debe tratarse. En la actualidad existen muchas terapias eficaces que ayudar a resolver el problema de la incontinencia y cuanto antes se inicie el tratamiento, mayores serán las probabilidades de que la incontinencia desaparezca por completo.
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Tipos de incontinencia urinaria
La incontinencia urinaria de esfuerzo es el resultado del debilitamiento de los músculos del suelo pélvico, que garantizan el correcto funcionamiento de los esfínteres. Las pérdidas incontroladas de orina se producen cuando aumenta la presión en la cavidad abdominal, lo que puede desencadenarse, por ejemplo, al toser, estornudar o reír. Este tipo de incontinencia se asocia a la menopausia, la obesidad, los partos anteriores (sobre todo si el bebé pesó mucho al nacer), el estreñimiento, las infecciones urinarias frecuentes, el tabaquismo y el trabajo físico intenso.
Incontinencia urinaria con urgencia súbita se caracteriza por la sensación repentina de una necesidad muy fuerte de vaciar la vejiga. La causa es una disfunción de los músculos de la vejiga. Con este tipo de incontinencia, las personas sienten una necesidad constante de orinar tanto de día como de noche, lo que se traduce en levantarse con frecuencia para ir al baño y orinar. La urgencia puede estar provocada, por ejemplo, por un cambio en la posición del cuerpo, también puede desencadenarse por el sonido del agua corriente y a menudo se produce durante las relaciones sexuales. La incontinencia de urgencia se asocia a vejiga hiperactiva, cistitis, hipertrofia prostática y enfermedades neurológicas.
El tercer tipo es la incontinencia por rebosamiento de la vejiga. Se produce cuando hay una obstrucción en las vías urinarias que impide el libre flujo de la orina, por lo que esta afección la padecen sobre todo los hombres con una próstata agrandada que presiona la uretra.
¿Cuáles son los grados de incontinencia?
La incontinencia de grado I es la pérdida incontrolada de orina durante una tensión repentina e intensa de los músculos abdominales. El aumento de la presión en la cavidad abdominal puede producirse al estornudar, toser, levantar objetos pesados o reír. El estadio II es la pérdida involuntaria de orina durante actividades diurnas normales que implican cierto esfuerzo, como subir escaleras, hacer ejercicio, correr. En el estadio III, las pérdidas de orina pueden producirse prácticamente sin motivo, ya que el vaciado incontrolado de la vejiga se produce no sólo durante la actividad, sino también al estar tumbado o sentado. En esta fase suelen diagnosticarse infecciones urinarias recurrentes, que agravan el problema.
¿Cuál es el diagnóstico de la incontinencia urinaria?
La incontinencia es una afección que no se puede descuidar porque da síntomas muy claros, aunque las pérdidas de orina sean mínimas. Sin embargo, es importante reconocer la causa del trastorno, ya que ésta determinará el manejo y el tratamiento posteriores. Aunque cada persona puede determinar por sí misma si padece incontinencia, el diagnóstico posterior debe dejarse en manos de especialistas.
Durante la entrevista, el médico querrá establecer en qué circunstancias exactas se producen las pérdidas de orina y con qué frecuencia. También es importante establecer si las pérdidas son pequeñas o grandes y si el volumen de orina emitido ha cambiado con el tiempo. Además, el médico pregunta por el estilo de vida, los medicamentos que toma, las enfermedades y operaciones pasadas y, en el caso de las mujeres, también por el número de partos. También se piden pruebas de laboratorio: un análisis general de orina, un análisis básico de sangre. Además, puede solicitarse un estudio urodinámico y una ecografía abdominal. En el caso de las mujeres, se sigue recomendando una consulta ginecológica, mientras que en el de los hombres se evalúa el estado de la glándula prostática.
¿Cómo se trata la incontinencia urinaria?
El tratamiento exacto depende de factores individuales, del tipo de incontinencia y de su grado. A menudo se recomiendan cambios en el estilo de vida, especialmente limitar la cafeína y las bebidas diuréticas, dejar de fumar e introducir alimentos más sanos en la dieta. También se pueden tomar infusiones de hierbas que favorecen el sistema urinario, como la tila, la ortiga y la raíz de diente de león. Dado que la incontinencia urinaria suele darse en personas con sobrepeso, una buena solución será reducción de peso al nivel correcto.
Si los remedios caseros no ayudan, el médico puede prescribir un tratamiento farmacológico. Los fármacos recetados actúan sobre los músculos de la vejiga o son medicamentos hormonales si el trastorno urinario se debe a cambios hormonales. A veces también se recomiendan suplementos no alimentarios; una buena opción para los hombres es Uromexil Fuerte que sostienen la vejiga y las vías urinarias. En los casos más difíciles, se recurre al tratamiento quirúrgico y a la electroestimulación; algunos tratamientos ginecológicos estéticos también pueden aportar mejoría.
Entrenamiento muscular de Kegel
Independientemente del tipo y grado de incontinencia, los ejercicios musculares de Kegel siempre se encuentran entre las recomendaciones. Se trata de un método muy sencillo pero extremadamente eficaz, que puede realizarse en casa sin riesgo de lesiones ni otras complicaciones. Los músculos del suelo pélvico desempeñan un papel fundamental en el funcionamiento del aparato urinario, por lo que incluso un ligero debilitamiento de estos músculos puede provocar pérdidas incontroladas de orina.
Los músculos de Kegel son los que tensamos cuando queremos dejar de orinar. Cuando hacemos ejercicio, lo hacemos, por supuesto, "en seco", realizando esta misma tensión. Los músculos de Kegel se tensan en serie, con al menos unas cuantas repeticiones seguidas. Al ejercitar los músculos del suelo pélvico, no se deben tensar los músculos abdominales y apretar los glúteos al mismo tiempo. Por supuesto, una sola serie no basta para mejorar la salud, por lo que es importante la regularidad: hay que ejercitar los músculos de Kegel varias veces al día durante 5 minutos cada vez, todos los días.
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